Al
principio de la ruta, nos encontramos con el Pilar; antiguamente era el único
abastecimiento de agua tanto para animales como para personas. A unos
quinientos metros pasamos junto al pozo del Retamalejo y un kilómetro más lejos
observamos el chozo del Fuertecillo.
Desde
el inicio de la ruta podemos observar una magnífica panorámica del cañón por el
que discurre el arroyo Bocaleones y que nos servirá de camino en el descenso;
igualmente podremos observar la cara norte de la sierra del Pinar poblada de
pinsapos. Sobre el camino de acceso de la Ermita, nos encontramos unos
escalones tallados a golpe de pico o a punta de cincel sobre la piedra que
cerraba el camino dificultando el paso a la mayoría de
A continuación, veremos y probablemente utilicemos una barandilla de madera para facilitar el descenso.
El sendero nos permite acceder a esta gruta por un acusado
descenso sobre el que planearán los buitres que, desde sus nidos en pequeñas
plataformas en las verticales paredes del cañón, se lanzan dibujando círculos
en el aire.
Este cañón acoge una de las colonias de buitres leonados más numerosa de Europa. Estos carroñeros llegan a medir unos dos metros y medio de envergadura y un metro de altura. Su vuelo resulta majestuoso, aprovechando las corrientes de aire ascendentes para elevarse describiendo círculos y manteniendo luego una trayectoria lineal. A veces vuelan tan bajo que, si vamos en silencio, podemos incluso escuchar el tenue ruido que hacen sus alas al friccionar con el aire.
Este cañón acoge una de las colonias de buitres leonados más numerosa de Europa. Estos carroñeros llegan a medir unos dos metros y medio de envergadura y un metro de altura. Su vuelo resulta majestuoso, aprovechando las corrientes de aire ascendentes para elevarse describiendo círculos y manteniendo luego una trayectoria lineal. A veces vuelan tan bajo que, si vamos en silencio, podemos incluso escuchar el tenue ruido que hacen sus alas al friccionar con el aire.
El cañón desemboca en una gruta de origen kárstico, una
inmensa media naranja natural que las aguas de la Prehistoria han hecho al
tomar la curva y remansarse. Tiene un tamaño gigantesco, su desembocadura es de
30 metros de alto y 25 metros de ancho, de color rosado y verdoso. La
denominación de Ermita le viene porque en su interior se encuentra un supuesto
púlpito o altar.
La
Garganta Verde esconde una ermita que, sin estar adscrita a ningún culto que no
sea el de la propia naturaleza, resulta un espacio mágico. El arroyo Bocaleones
ha construido este lugar con dimensiones de auténtico templo.
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