domingo, 10 de febrero de 2019

SIERRA DE SAN CRISTÓBAL EN EL PUERTO DE SANTA MARÍA

Catedrales bajo la montaña hueca








Una treintena de cuevas cantera abandonadas y de miles de metros cuadrados aguardan a encontrar un uso desde hace casi un siglo.
"Estas son las cuevas más grandes y maravillosas que he visto", cuentan las crónicas locales que dijo el rey al verse en el interior de las inmensas canteras subterráneas que ahuecan la montaña.






Corte a mano: Hay que remontarse al siglo XIII para encontrar los orígenes de estas cuevas, en una sierra donde se ha practicado la actividad extractiva de piedra desde la época fenicia. En busca de las vetas más preciadas de la piedra y al resguardo de las inclemencias, los canteros trabajaban la piedra de forma subterránea. "Se cortaba a mano, con sierras, agua y cinceles". La extracción era de arriba a abajo, con cada bloque que salía se iban creando cavidades cada vez mayores y profundas. El destino de esta piedra caliza, barata y fácil de trabajar, fue convertirse en los sillares de los edificios "más importantes del Bajo Guadalquivir". 

A principios del siglo XX se fueron quedando sin uso, después de haber dado trabajo a más de 200 canteros. A partir de entonces, su abandono solo estuvo interrumpido por vecinos que ocuparon parte de estas cuevas como viviendas durante los años cuarenta y cincuenta y por su uso como polvorines militares.

Ni siquiera gozan de una protección específica por su valor etnológico o industrial. Solo parte de ellas están catalogadas como Bien de Interés Cultural por parte de la Junta de Andalucía, como servidumbre del yacimiento fenicio.




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