domingo, 15 de septiembre de 2019

SIERRA NORTE SEVILLA

Mina la Jayona - Historia
La mina o minas de La Jayona entran en la historia en 1900, cuando la Estadística Minera de España de ese año recoge que las minas “Ya te lo decía” y “El Monstruo”, sitas en la Jayona, producen 3.960 Tm de hierro, que son conducidos en caballerías menores (borricos) hasta la estación de Fuente del Arco, y desde aquí, por el ferrocarril de vía estrecha hasta Peñarroya, donde se emplean como fundentes para los hornos de plomo.
La propiedad de las minas de La Jayona es la Sra. Marquesa de Bogaraya y estaban arrendadas a una sociedad Belga dirigida por D. Carlos Merlín-Huybrechts. La dirección de las labores corre a cargo del ingeniero químico D. Julio Merlín.Durante 1901 y 1902 La Jayona, concretamente la mina “Ya te lo decía” sigue siendo la única mina de hierro en explotación de toda Badajoz, con producciones de 7.090 Tm y 9.290 Tm respectivamente. La ley media es de 53%.
El 4 de marzo de 1902 el Alcalde de Fuente del Arco, D. Manuel Paz, coloca la primera piedra de las obras de instalación del tranvía aéreo, que llevará el mineral desde las minas de La Jayona hasta la estación del pueblo. La construcción del cable aéreo corre a cargo de la Sociedad Franco-Española de Trefilería, de Bilbao, dirigida por el ingeniero D. Camilo Laliéve. El último trimestre de este año la mina dejará de producir para dedicar los trabajos íntegramente al tendido de dicho cable aéreo, tareas que se prolongarán hasta junio de 1903. El cable es del sistema Bleichnert y mide 5.600 metros.
Este mismo año (1902) tiene lugar la constitución en Madrid de la Sociedad Auxiliar de Minas e Industrias, sociedad financiera que jugará un papel decisivo en la explotación, de las minas de Bogaraya. El 14 de Abril de 1902, dicha sociedad se constituyó con el objetivo de ayudar a empresas industriales que no posean un capital suficiente para el desarrollo completo de los negocios y la primera inversión de esta sociedad va a ser, precisamente, la construcción del cable aéreo de las minas de hierro de La Jayona, saliendo en auxilio de la empresa Belga que tiene problemas de capital.
En 1904 la Sociedad Auxiliar de Minas e Industrias se ve obligada en hacerse cargo de la dirección, administración y explotación de las minas. Bajo la dirección del ingeniero Alfredo Medina, la mina está preparada para el arranque de 400Tn diarias y se instala una máquina de vapor Davey-Paxman de 60 caballos y una caldera Babcock-Wilcox, por ser insuficiente las primeras instaladas por la anterior compañía Belga. Este año la mina “ Ya te lo decía” produce 16.000 Tm de mineral
En 1905 la producción es de 17.712 Tm.   En los tres próximos años las minas de La Jayona van a vivir su época de esplendor, enmarcada en la edad de oro de la minería metálica española del primer tercio del siglo. El número de trabajadores en 1906 es de 437 y funcionan tres máquinas de vapor con una potencia total de 180 caballos. Entre este año, y al menos, hasta 1908 funcionarán dos explotaciones, la mencionada “ Ya te lo decía” y “El Monstruo”.
La Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniería de 1907 comenta que la Sociedad Auxiliar de Minas e Industria “ tiene un negocio excelente en sus manos, pero que necesita tres veces más capital del que hasta ahora ha invertido en él”, proponiendo construir más hornos.
El decaimiento de la actividad minera parece ser la tónica durante la segunda década del siglo XX. Aunque en 1912 se extrajeron 11.686 Tm. La Estadística Minera de 1913 comenta la existencia de “ la explotación del grupo de La Jayona, en Fuente del Arco, que lleva una vida lánguida, y sólo continúa con el fin de amortizar en lo posible, el capital empleado en su línea aérea de transporte. Las minas de La Jayona pueden considerarse como agotadas, sin haber dado producto”.
En 1914 estalla la Gran Guerra y todo el sector va a verse afectado durante los próximos años, en un primer momento las fabricas funcionaron a pleno rendimiento llegando a las cotas más altas de la península, al término del conflicto esta producción se resintió plenamente debido a las reservas estratégicas acumuladas durante los años de guerra que desequilibró el mercado mundial de los metales, provocando el cierre de establecimientos metalúrgicos y explotaciones mineras.
En Badajoz, la situación produce el progresivo cierre de explotaciones. En 1915 han parado su actividad todas las minas de hierro de la provincia excepto La Jayona, que sigue teniendo su producción asegurada en la fundición de Peñarroya.
En 1921 una huelga volverá a paralizar la fundición de Peñarroya desde el mes de Febrero hasta el 10 de Mayo, tras el intento de la empresa de reducir los salarios. La paralización de los trabajos en La Jayona, subsidiaria de Peñarroya, tiene lugar el 20 de febrero de 1921, con una producción de 2.054 Tm de mineral de hierro. Finalizará así la explotación de la única mina de hierro de Badajoz, tras haber extraído, aproximadamente 270.000 Tm de mineral y dejando, entre otros restos, una espectacular trinchera de 800 metros de longitud, 18 metros de ancho y 80 metros de profundidad media.
Entre 1918 y 1921 el material era utilizado para el funcionamiento de La Siderurgia del Pedroso, pero el elevado coste del transporte obligó a paralizar la explotación de la mina de La Jayona.
El 21 de abril de 1936 se otorga una concesión de investigación en el paraje de La Jayona a Eduardo Castillo Blanco de Sevilla, sobre 12 Has. Unos meses más tarde estalla la Guerra Civil Española y el cable aéreo es desmontado y vendido ese mismo año por las tropas del General Franco a su paso por Extremadura.
En 1965 se otorga una concesión de investigación sobre 108 Has en La Jayona a Francisco Risco de Sevilla y dos años después declara que “ se ha procedido a la reconquista de los socavones existentes y 50 m3 de calicatas y extrayéndose unas 50 Tm de mineral de carbonatos de Fe con una ley media de 35%”. Esta es la última referencia histórica que tenemos de La Jayona
El ferrocarril minero Peñarroya - Fuente del Arco pasa a manos del Estado en 1956, quién, una vez constituida la empresa de ferrocarriles de vía estrecha (FEVE), suspende el servicio y desmantela las vías en 1970.
 

Geología
A lo largo de los diferentes niveles o recorridos por el interior de la mina, sobre taludes, pozos, salas o galerías pueden observarse, al margen de restos de la actividad minera (polvorines, anclajes, cargaderos, sostenimientos, etc.) que muestran el sistema de explotación de la época, manifestaciones geológicas de enorme calidad, entre las que destacan: un gran plano de falla, las mineralizaciones y los procesos kársticos. 
El Plano de falla, deja al descubierto más de 300m2, visibles con asombrosa nitidez, las estrías formadas y que indican la dirección y sentido del desplazamiento de la tierra en esta zona hace millones de años. Asociado a la falla se aprecian numerosas mineralizaciones y rocas formadas al calor del movimiento.
Las mineralizaciones, especialmente las de oligisto y hematites objeto de la explotación, están muy presentes y es frecuente observarlas rellenando pequeñas fracturas o en huecos de disolución de las calizas. Distintas formas de calcita, óxidos de cobre y otros minerales también se observan por numerosos rincones de recorrido.
Los procesos kársticos, tanto de disolución como de precipitación, son de primera magnitud. Entre los procesos de disolución se aprecian los distintos grados de evolución, que varían desde afloramientos de calizas con huecos rellenos de arcillas de descomposición hasta calizas altamente karstificadas que alcanzan su cenit en la vecina cueva de Los Muñecos, situada a escasos metros de la mina. Entre los procesos de formación destacan pequeñas estalactitas situadas a la altura de la vista y que cuelgan de la clave de numerosas galerías.
Otros elementos geológicos que ha dejado al descubierto la excavación son: contactos litológicos, plegamientos de la roca o estructuras sedimentarias, como marcas de corriente, que recuerdan el origen marino de las rocas.
Recorrido por la mina.
Como consecuencia de la actividad minera han quedado testigos de pequeñas construcciones y once niveles en los que se suceden andenes, galerías, plataformas, salas, etc, que hoy día constituyen un completo geo ecológico de primera magnitud. De estos once niveles en la actualidad, sólo se pueden visitar los niveles nº 2, 3 y 4. 
 
En este nivel son de gran interés: los sonidos de las aves rupícolas, las estructuras minerales, la vegetación del fondo de la mina, el plano de falla y los juegos de luz de la Sala de las Columnas.  
  -Este Nivel está actualmente cerrado por obras
En este nivel destacan: los sonidos y manifestaciones de las aves que se aprovechan cualquier oquedad y/o resquicio de las rocas para construir sus nidos y los juegos coconicos en el último tramo del nivel. 
Aquí podemos visitar el Centro de Interpretación, donde se mostrará una presentación audiovisual sobre su historia.
En este nivel se puede observar: restos de la explotación minera, los contrastes de la vegetación del fondo y exterior de la mina y, desde los balcones y miradores, la gran riqueza geológica del hueco central de la misma.
 
Ermita de Nra. Sra. del Ara - Historia
El Santuario de Ntra. Sra. del Ara se encuentra situado en las estribaciones de Sierra Morena y a unos siete kilómetros de Fuente del Arco. Todo el paraje que lo circunda resulta ser de gran riqueza arqueológica, aflorando sobre todo restos romanos, lo que nos lleva a sospechar de la posible existencia de algún centro religioso y cultural pre-cristiano.
El santuario lo mandó edificar, casi a sus expensas, el prior santiaguista Don García Ramírez. La construcción data de finales del siglo XIV principios del XV, y en un principio no existía nada más que la iglesia sin espadaña ni camarín, y unas construcciones anexas de las que aún hoy quedan restos.

Concluida la iglesia en 1494, existían dos casas de morada junto a la ermita, la ocupada por el santero y la que acogía a los que venían a velar, más una bodega.
En 1549 ya existía la Sacristía, aunque reformada posteriormente para la construcción y acceso al Camarín. Los arcos tapados que se observan indican que formaron una galería abierta, como se refleja en la documentación de 1549.
La arquería de la fachada sur de la Iglesia, de estilo mudéjar está compuesta por arcos muy peraltados que se apoyan sobre pilares poligonales (los únicos que hoy permanecen al descubierto), los de oeste y norte fueron cegados al levantar las construcciones anexas. Tras la arquería observamos una puerta de acceso al interior del templo con arco de herradura enmarcado en alfiz, donde aparecen restos de columnas romanas.
A finales del siglo XVI la iglesia era la misma que ahora contemplamos, salvo que no contaba con la espadaña (campanario), ni con el camarín. Se debió contar con algún pequeño campanil sobre el arco toral, ya que encima de dicho arco, hasta 1494 se encontraba una esquila y en 1603 se compró la campana de la ermita de Ntra. Sra. del Ara.
La espadaña se levanta sobre los muros de los pies de la iglesia y se compone de dos cuerpos. El primero con dos vanos con arcos de medio punto, y el cuerpo superior con un solo vano y dos aletones triangulares curvos. Los dos cuerpos tienen medias columnas adosadas y el superior se corona con un frontón triangular. La espadaña se finalizó a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII.
La única nave de la iglesia se cubre con bóveda de cañón, y tiene una longitud de 17 metros y una anchura de 8 metros y medio.
Todo el edificio se encuentra orientado hacia saliente.
Entrando en el patio que forman los pies del templo y las construcciones anexas, en la documentación de la Orden de Santiago estas construcciones anexas aparecen como:
·         Aposentamientos.

·         Casa del santero.

·         Bodega con lagar.

·         Molino de aceite, del que se hace ya mención en 1575.
En el suelo de una de las salas del molino aparecen las bocas de las tinajas empotradas en el suelo, donde se guardaba el aceite. En esta sala como único adorno aparece el escudo oval de armas de la Orden de Santiago.
El patio cuenta con una fuente en la que los feligreses arrojan monedas y piden sus deseos.
En la parte norte, en el cercado interior de los aposentamientos mandados a construir por el prior García Ramírez, se puede contemplar un cierto número de tumbas de diferentes tamaños excavadas en el suelo rocoso (posiblemente son tumbas fenicias), pendientes de estudio.
La vista panorámica desde el campanario es estupenda, podemos observar:
 
·         Sierra de San Miguel.

·         Sierra del Viento.

·         Ribera del Ara.
Sierra de la Jayona: el topónimo de la serranía, Jayona, es de posible origen árabe, puede venir de la palabra árabe “aiun”, que significa pozo, manantial, fuente. De ahí tomó su nombre el personaje regio Jayón, que junto con su hija y su pueblo fue beneficiario de la aparición de la Virgen. Ésta recibió el sobrenombre religioso, cristiano y pre-cristiano de Ara, piedra sacrificial, no ajena a los lugares de esta serranía, transitada por milicias romanas, luego por berebere y más tarde por caballeros cristianos que lucharon por estos parajes.
Ermita de Nra. Sra. del Ara - Interior 
La única nave de la ermita se cubre mediante bóveda de cañón de estructura poco frecuente, presenta diseño con acusado peralte sustitutivo quizás, de una cubierta de madera anterior.
En 1736, se finalizó las pinturas de la bóveda del Santuario, con un magnífico programa iconográfico desarrollado sobre la bóveda de la iglesia, de autor desconocido aunque probablemente de la escuela llerenense, y evocando de forma directa creaciones de grandes maestros. Por estas fechas debió colocarse el Retablo mayor.

 
El Camarín, se terminó a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. La obra del Camarín, exigió la ampliación de la antigua Sacristía, prolongándose más allá del espacio ocupado por la capilla mayor hasta el límite del propio camarín. Es de planta cuadrada, sobre la que emerge un cuerpo octogonal con linterna de media naranja, de clara influencia barroco-renacentista.
La Capilla Mayor, que se abre a la nave central por un gran arco toral, reduce su anchura a poco más de 5 metros y su profundidad es de 4 metros y setenta y cinco centímetros. Dicha capilla se divide en dos tramos, señalados en superficie por delgadas columnas adosadas y se cubre con bóveda de crucería. El testero queda ocupado por un hermoso ejemplar de retablo barroco de tres calles, con abundante profusión de elementos escultóricos casi de bulto redondo, que se adaptan a los ochavos de aquel también en altura, al dotársele de cascarón de paños triangulares. En la calle central a los pies de la imagen titular, se colocan las imágenes de bulto del rey Jayón y su hija, a través de un gran ventanal (lugar en el que se coloca la imagen) queda abierto el Camarín, estancia de planta cuadrada con pilastras en los ángulos que facilitan el paso a las pechinas de la cúpula. El acceso a dicho Camarín se logra por espaciosa escalera que arranca de la sacristía, estancia también abovedada por cañón sobre lunetos y dividido por dos tramos en fajón, con una superficie de 9,15 X 4,25 metros.
Los maestros pintores recurrieron a compartimentar el espacio de la bóveda de la nave de la iglesia en grandes recuadros, insertos en una retícula formada por una fantasía grotesca a base de figuras femeninas aladas de raíz vegetal y carnosos roleos. De esta manera logran veinticuatro rectángulos que, junto con los dos cuartos de círculo del muro del coro alto, hacen posible el desarrollo de otras tantas escenas del libro Génesis. Cada una de estas escenas se numeran, del 1 al 26, para formar determinados bloques, ya que no siguen linealmente el texto bíblico y se acompañan de la pertinente leyenda extraída del mismo texto.
 La historia de la creación, paraíso, destierro e hijos de Adán y Eva (Caín y Abel), se distribuye en doce escenas (nº 1-12), la de Abraham desde su encuentro con Melquisedec hasta el sacrificio de su hijo, en otras cinco (nº 13-17), la del Diluvio desde la Torre de Babel hasta el Sacrificio de Noé, en cinco (nº18-22). Las cuatro restantes se destinan a la historia de Isaac y Rebeca (nº 23-26).
En la bóveda del coro se han dispuesto, a los ángulos, cuatro bellas figuras femeninas, acompañadas de diversos atributos, que vienen a representar los cuatro puntos cardinales y los signos correspondientes del Zodiaco.
 La superficie de los muros se decoran en la parte superior con un simulado entablamento por el que discurre un original friso de poderosos roleos vegetales, en el que se insertan figurillas y algunos animales. Un continuo de rectángulos, bajo este entablamento, acoge alternamente, un tema floral y una estación de Vía Crucis. Por fin, en la parte inferior, aflora un continuo de cuerpos prismáticos en sesgo, en cuyos netos se dibuja una ventana de arco conopial, produciendo así la ilusión de un ordenado paisaje arquitectónico.
  Entre 1550 y 1575 varios elementos del templo se cubrieron con azulejería (de la Cartuja de Sevilla) las gradas del Altar Mayor, los asientos que rodean el templo y los frontales de los altares laterales.
 
 E
n la actualidad se encuentran restauradas la mayor parte de las pinturas excepto las que hay tras los retablos laterales y el Altar Mayor, cuyo retablo también está en proceso de recuperación.
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 
 
 
 
 
San Nicolás del Puerto
 

Los orígenes de San Nicolás del Puerto se remontan a los lejanos tiempos de los celtas, que establecieron aquí un asentamiento denominado 'Iporci'. Estos genuinos habitantes del sur cedieron ante la llegada de posteriores civilizaciones, y sobre todo con la colonización emprendida por Roma a ambas orillas del Mediterráneo.
Los romanos dejaron en este sitio su peculiar impronta, que hoy día se testimonia gracias a los importantes vestigios que se conservan de su presencia, los más importantes son los del 'puente de piedra' sobre el río Galindón (aunque su apariencia actual se debe a La ermita es declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento el 2 de octubre de 1993.
al enclavarse en terrenos elevados de alto valor estratégico en unos tiempos en que el control de las plazas cobradas se debía al predominio militar. Algunos autores, por su parte, defienden la hipótesis que afirma la existencia en este lugar de la 'ciudad de Hiporcia', atravesada por la calzada romana que enlazaba Sevilla y Mérida.
Tras el tibio paréntesis visigodo, la actual 'San Nicolás del Puerto' pasó a manos de los moros conquistadores en el siglo VIII. Los árabes fueron artífices del progreso local gracias a la explotación de sus 'minas de plata', tan espléndidas que convirtieron la zona en un lugar de fama.En tiempos del rey musulmán Aznnar Benajaque se procedió a la construcción de la 'gran fortaleza' cuyos restos, concretamente una de sus torres, permanecen como aval de esa época.
Una nota más sobre la historia de este pueblo recoge el nacimiento en él del célebre religioso San Diego de Alcalá, así llamado por pasar parte de su vida y morir en Alcalá de Henares. Por lo que respecta a la crónica local, tras la llegada de los castellanos se incorporó a las propiedades cristianas y con ellas vivió las mismas vicisitudes y situaciones que afectaron a la provincia y al país hasta nuestros días, pasando por la posesión que tuvo de la zona el Conde -Duque de Olivares hasta el primer tercio del siglo XIX.
Otros vestigios importantes son un 'cáliz visigodo', 'monedas romanas' y un 'crucero de piedra' situado a la entrada de la población correspondiente al tercer cuarto de siglo XVI, montado sobre una 'columna corintia'.
Nacimiento de la Rivera del Huéznar
Localidad: San Nicolás del Puerto

Situación: Se encuentra en pleno casco urbano.Fuente Natural que asombra al paseante por el volumen de agua y la forma tan característica con que el agua sale del suelo a borbotones.En éste Paraje se encuentra el Área Recreativa del Nacimiento del Huéznar.
Cerro del Hierro
El Monumento Natural Cerro del Hierro está situado a caballo de los municipios de Constantina y San Nicolás del Puerto, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla y muy cerca del Monumento Natural Cascada del Huesna. Cobija un espectacular paisaje donde se aúna la acción de la naturaleza y la del hombre, cuyo resultado final ha puesto al descubierto un paleokarst de gran belleza e interés científico y didáctico. Asimismo, en su interior se localizan especies vegetales y animales de gran singularidad inmersas en un bosque de alcornoque muy bien conservado, salpicado de árboles tan interesantes como el quejigo y el roble melojo.
 
La vegetación crece entre las calizas, y también en los sombríos callejones y pozos. Aquí cohabitan diferentes especies de helechos como culantrillo de pozo, blanco y menor, doradilla, lengua de ciervo y helecho macho, algunos catalogados en el Libro Rojo de las Especies en Peligro de Extinción en Andalucía. Este ecosistema es idóneo para el desarrollo de especies rupícolas, es decír, plantas que están adaptadas a la vida entre rocas. Son numerosas las aromáticas -tomillo salsero, cantueso, manzanilla amarga-, los arbustos -madroño, bupléiro, lentisco, durillo- y las trepadoras.


En materia faunística hay presencia de búho real y cigüeña negra, en franco peligro. En los callejones y agujas se pueden ver durante todo el año diversas aves, como roquero solitario y gorrión chillón; pero en primavera se suman otras como collalba rubia, golondrina dáurica o abejaruco. En invierno se puede observar al acentor alpino.
 
La presencia de hierro en las rocas de este cerro fue el origen del aprovechamiento minero que este enclave mantuvo desde época romana hasta el siglo pasado. Estos trabajos dejaron al descubierto un paisaje de formas y colores únicos en el que dominan agujas, corredores, poljes y dolinas, cavidades, simas, travertinos y lapiaces. Las responsables de esta singular belleza son las calizas, rocas que sufrieron una erosión parcial por efecto de la lluvia y de la nieve, dando lugar a este espectacular karst que hoy es reclamo para amantes de la escalada.



Todavía permanecen algunas infraestructuras que son recuerdo de su pasado minero, como el antiguo trazado ferroviario que unía la explotación con la estación de Los Prados-Cazalla. Su acondicionamiento como Vía Verde de la Sierra Norte permite recorrerlo a pie o en bici. La ruta parte del antiguo poblado de la mina, donde residían los trabajadores, y de la Casa de los Ingleses, residencia de ingenieros y gestores de la mina venidos desde Escocia a finales del siglo XIX.
 
Para conocer las singularidades de este Monumento Natural, nada mejor que recorrer otoño y primavera el sendero Cerro del Hierro, una ruta que se adentra en las galerías y túneles excavados en sus rocas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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