sábado, 8 de diciembre de 2018

EL CRUCE 2018

Ayer regresamos de la Patagonia Chilena, Miguel Leo, mi hermano de la montaña Álvaro Soto, mi hijo Pablo Javier, y el que suscribe. Una aventura excepcional, los primeros días en el desierto de Atacama sencillamente espectaculares, entrenando, viajando, empapándonos de piedra y agua por igual,, de las raíces del árbol de la vida, como diría Neruda. 
En cuanto a la prueba deportiva, excusa y y objetivo oficial del viaje, me quedo con la satisfacción de haber cumplido mi deseo de enseñarle a mi hermano de la montaña (como dice Bernardo Frau, es mas difícil encontrar pareja que acompañe en la montaña que en la vida misma ), esos lugares donde correr es pura magia. 
El primer día fue insuperable, subir a cumbres nevadas contemplando un horizonte infinito de verde frondoso y limpio azul te sumergía en un estado de embriaguez que teníamos que reprimir cada vez que afrontábamos un descenso por nieve virgen. Hicimos muy buen tiempo, quedando primeros de categoría y segundos de la general, por delante de auténticos élites, como Chema Martínez, o los equipos brasileños, que finalmente lideraron la prueba, que eran de otra galaxia.
El segundo día no fue tan bueno, tanto en lo paisajístico (difícil de superar lo vivido el primer día), como en lo deportivo, ya que sorpresivamente me quedé literalmente sin batería a 10 km del final. Del placer al sufrimiento extremo, del día a la noche más oscura, sin fuerzas para seguir corriendo apenas pude trotar en los descensos, precisamente donde podíamos haber mantenido la posición. Me dolió en el alma fallar a mi compañero, ya que en condiciones normales ese día era perfecto para consolidarnos. Me recompuse como pude, gracias en parte a ese caudaloso río que enfrió nuestras piernas con el deshielo de las nieves. (Qué maravilla....)
El tercero lo afrontamos conscientes de que habíamos perdido posiciones en la general, el objetivo era apretar al principio, donde se acumulaba todo el ascenso, donde podíamos marcar diferencias, y así fue, de hecho nos distanciamos del resto de equipos e incluso llegamos a vislumbrar al primero en algún repecho, pero de nuevo me quedé fundido a 8 km de meta, sin previo aviso, de pronto no tenía energía para mantener un ritmo que nos hubiera permitido escalar posiciones, ante la impotencia de mi hermano que veía que no podía seguirle. 
Pese a ese calvario final quedamos terceros de categoría y octavos de la general. vivimos una experiencia inolvidable y compartimos una vez más la satisfacción de completar el reto propuesto 
Lo mejor del 
El Cruce los voluntarios que gratuitamente se dejan la piel por los corredores, los lugares que te permite conocer, los volcanes, ríos, bosques, nieve, la convivencia con otros "locos de la montaña" venidos de todo el mundo, los asados (otro mundo,,,,). Lo peor, la organización, este año dejó que desear el descontrol en los campamentos, el trato al corredor, pese al coste de la inscripción, la absurda distribución de los avituallamientos, (al principio y al final y en medio más de 25 km sin sólidos en cada etapa).
Nuevos amigos, como Carlos M Rodríguez, Fernando, Pablo y Fer, la pareja de colombianos con los que estuvimos peleando hasta el final, el mismísimo Chema Martínez, Marcos y Marina, organizadores de la Tráil In Heaven de los Pirineos, a la que sin duda iremos, Jorge Madroñal y su compañero de equipo, y tantos otros corredores. También Alejandra Panizza, voluntaria en la organización, grande Alejandra !!.
Un placer encontrarme de nuevo con  Bernardo Frau,
 enorme corredor y mejor persona.
SALUD Y MONTAÑA. 

El objetivo de la carrera es cruzar los Andes, uniendo Argentina y Chile.
En una distancia de más de 100 kms, divididos en 3 etapas.
Dado que la Cordillera de los Andes ofrece muchísimos pasos por donde unir ambos países, el recorrido cambia todos los años, manteniendo siempre marcos geográficos únicos en el mundo.
Los lugares en los que se desarrolla el evento son de una belleza inigualable. Los corredores atraviesan montañas y volcanes, cumbres nevadas, bosques, lagos, valles y zonas rocosas.
A pesar de realizarse durante el verano, las variaciones climáticas son enormes. Algunas ediciones han sido acompañadas de días de sol espectacular, con una temperatura que puede llegar a los 20º. C. Otras, sin embargo, enfrentan a los corredores con situaciones climáticas verdaderamente adversas que pueden incluir frío, nieve, intensos vientos y lluvias copiosas.
Por todo esto, la exigencia física para los corredores es enorme y requiere de un intenso entrenamiento previo. Es una carrera para quienes aman la aventura y están dispuestos a enfrentar 3 días corriendo y viviendo en medio de las montañas, soportando todas las dificultades que ello implica.
Si bien se trata de una carrera de aventura extrema, logra atraer a una enorme cantidad de corredores de todo el mundo. En la última edición participaron más de 2000 corredores de 35 países distintos, un verdadero récord para una carrera de montaña de 3 días.
Entre los corredores se mezclan hombres y mujeres de distintas edades, la mayoría amateur y algunos de élite, que comparten su pasión por adentrarse en una aventura que pondrá a prueba sus propios límites.
La carrera se corre en equipos de 2 personas (Damas, Caballeros o Mixtos) que deben permanecer juntos durante todo el recorrido. En la edición XII debido a la gran demanda, decidimos agregar la categoría INDIVIDUAL.
El esfuerzo y la dedicación de tiempo, energía y recursos que demanda la carrera hacen que se vivan en ella emociones intensas y se generen recuerdos imborrables.
La organización de un evento deportivo de esta magnitud no es sencilla. Un equipo de más de 30 personas trabaja arduamente durante los meses previos, llegando a ser más de 900 durante los días de la carrera. Su prioridad es ajustar todos los detalles y poder brindar a los corredores todos los servicios necesarios para hacer más sencilla y agradable su experiencia. Desde las comidas, hasta el armado de los campamentos, la provisión de hidratación y los traslados, todo requiere de un enorme esfuerzo humano y de coordinación, sobretodo porque se realiza en zonas de alta montaña, aislados de cualquier centro urbano.
La seguridad de los corredores es prioritaria para la organización. Por eso a lo largo de toda la carrera se cuenta con el asesoramiento medico de un reconocido deportólogo que atiende las consultas de los corredores y, llegado el caso, decide si alguien puede o no continuar. Asimismo, ante una emergencia, se cuenta con el apoyo de ambulancias y helicópteros para efectuar rescates y traslados.
Todas estas características hacen de El Cruce Columbia una carrera única en el mundo.
No todos pueden correrla.
Pero nadie que la corra podrá olvidarla.





















No hay comentarios:

Publicar un comentario